jueves, 4 de julio de 2013

El 4 de julio de 1976 fue también un día aciago, y de cruz para la la Iglesia y la sociedad argentina.

Sintámonos siempre solidarios en llevar la cruz, y obrar proactivamente hacia un mundo mejor (y una Iglesia mejor, más fiel, más testimonial de Jesús viviente).
En la reunión de decanato de Nuestra Señora de Luján (que abarca los partidos de Zárate, Campana y Baradero) trajimos también a colación, con sentimiento y con verdad, que en esta jornada del 4 de julio en que la diócesis "hace memoria" de la consagración episcopal del primer obispo, Mons. Alfredo Esposito (y que una costumbre tiene como el "día fundacional", aunque la diócesis fue creada el 21 de abril), al mismo tiempo, sin otra relación que la desgraciada coincidencia, del mismo modo es justo "hacer memoria" de los hermanos sacerdotes y estudiantes palotinos asesinados este día, también 27 años atrás, y de todos cuantos sufrieron violación a sus derechos humanos. Las cosas son como son, y lo que es atroz es atroz. Uno de los sacerdotes presentes en la reunión de decanato era el único (en ese preciso momento en que se trató el tema) que a la vez había estado presente en la celebración de la ordenación de Mons. Esposito, preguntado que fue, y pedido su palabra testimonial sobre la hora en que se habían enterado, dijo que a la hora de la ceremonia, apenas se había transmitido de viva voz entre los presentes lo que había ocurrido, sin conocer nada más, y luego, fue expresado, dentro de lo que se sabía -que no era más que el hecho- en las intenciones de los fieles.
Quien fueron asesinados fueron estos hermanos; los recordamos hoy, con dolor y con la esperanza de que estas cosas nunca jamás ocurran:
P. Pedro Dufau
P. Alfredo Kelly
P. Alfredo Leaden
Y los estudiantes
  Salvador Barbeito
Emilio Barletti

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