Sintámonos
siempre solidarios en llevar la cruz, y obrar proactivamente hacia un
mundo mejor (y una Iglesia mejor, más fiel, más testimonial de Jesús viviente).
En la reunión de decanato de Nuestra Señora de Luján (que abarca los
partidos de Zárate, Campana y Baradero) trajimos también a colación, con
sentimiento y con verdad, que en esta jornada del 4 de julio en que la
diócesis "hace memoria" de la consagración episcopal del primer obispo,
Mons. Alfredo Esposito (y que una costumbre tiene como el "día
fundacional", aunque la diócesis fue creada el 21 de abril), al mismo
tiempo, sin otra relación que la desgraciada coincidencia, del mismo
modo es justo "hacer memoria" de los hermanos sacerdotes y estudiantes
palotinos asesinados este día, también 27 años atrás, y de todos cuantos
sufrieron violación a sus derechos humanos. Las cosas son como son, y
lo que es atroz es atroz. Uno de los sacerdotes presentes en la reunión
de decanato era el único (en ese preciso momento en que se trató el
tema) que a la vez había estado presente en la celebración de la
ordenación de Mons. Esposito, preguntado que fue, y pedido su palabra
testimonial sobre la hora en que se habían enterado, dijo que a la hora
de la ceremonia, apenas se había transmitido de viva voz entre los
presentes lo que había ocurrido, sin conocer nada más, y luego, fue
expresado, dentro de lo que se sabía -que no era más que el hecho- en
las intenciones de los fieles.
Quien fueron asesinados fueron estos
hermanos; los recordamos hoy, con dolor y con la esperanza de que estas
cosas nunca jamás ocurran:
P. Pedro Dufau
P. Alfredo Kelly
P. Alfredo Leaden
Y los estudiantes
Salvador Barbeito
Emilio Barletti
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