viernes, 18 de diciembre de 2015
viernes, 14 de febrero de 2014
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viernes, 7 de febrero de 2014
El Papa destaca la figura de Juan Pablo II y pide a obispos polacos que no haya divisiones
Tomado de Aica http://www.aica.org/
El Papa destaca la figura de Juan Pablo II y pide a obispos polacos que no haya divisiones
Ciudad del Vaticano (AICA): El papa Francisco recibió hoy, casi en
vísperas de la canonización del beato Juan Pablo II, a los obispos de la
Conferencia Episcopal de Polonia al final de su quinquenal visita “ad
limina” y se refirió al próximo santo como a un “gran pastor que nos
guía desde el Cielo y nos recuerda lo importante que es la comunión
espiritual y pastoral entre los obispos”, e invitó a sus compatriotas a
que nada ni nadie introduzca divisiones entre ellos porque están
llamados “a construir la comunión y la paz enraizadas en el amor
fraternal y a dar a todos un ejemplo alentador” que brindará a su pueblo
“la fuerza de la esperanza”. También los exhortó a preguntarse cómo
mejorar la preparación de los jóvenes para el matrimonio a fin de que
“descubran la belleza de esta unión fundada en el amor y la
responsabilidad” y cómo “ayudar a las familias a vivir y apreciar tanto
los momentos de alegría como los de dolor y debilidad”.
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El papa Francisco recibió hoy, casi en vísperas de la canonización del
beato Juan Pablo II, a los obispos de la Conferencia Episcopal de
Polonia al final de su quinquenal visita “ad limina” y se refirió al
próximo santo como a un “gran pastor que nos guía desde el Cielo y nos
recuerda lo importante que es la comunión espiritual y pastoral entre
los obispos”, e invitó a sus compatriotas a que nada ni nadie introduzca
divisiones entre ellos porque están llamados “a construir la comunión y
la paz enraizadas en el amor fraternal y a dar a todos un ejemplo
alentador “ que brindará a su pueblo “la fuerza de la esperanza”.
Según el Vatican Information Service (VIS), las conversaciones que el
Obispo de Roma tuvo estos días con los prelados polacos confirmaron que
la Iglesia en Polonia tiene “un gran potencial de fe y oración, de
caridad y práctica cristiana” y esto “favorece la formación del pueblo
cristiano, la práctica motivada y comprometida la disponibilidad de los
laicos y religiosos a cooperar activamente en la comunidad eclesial y en
las estructuras sociales”.
Sin embargo, también hay un cierto declive en varios aspectos de la vida
cristiana que requieren “un discernimiento , una búsqueda de motivos y
formas de afrontar nuevos retos, como - por ejemplo - la idea de la
libertad sin límites, la tolerancia hostil o desconfiada de la verdad, o
el malhumor por la justa oposición de la Iglesia al relativismo
imperante”.
“La familia, 'lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a
pertenecer unos a otros y donde los padres transmiten la fe a sus
hijos', debe ocupar el centro del ministerio pastoral ordinario de los
obispos, también porque “hoy el matrimonio se considera a menudo una
forma de gratificación emocional que se puede constituir de cualquier
forma y modificar de acuerdo a la sensibilidad de cada uno. Por
desgracia, esta visión también afecta a la mentalidad de los cristianos y
desemboca en la facilidad para recurrir al divorcio o a la separación
de hecho”, precisó.
Por eso, recordó que “los pastores están llamados a interrogarse sobre
cómo ayudar a los que viven en esta situación, para que no se sientan
excluidos de la misericordia de Dios, del amor fraternal de otros
cristianos, ni de la solicitud de la Iglesia por su salvación”. También
deben plantearse la cuestión de cómo ayudarlos “a no abandonar la fe y a
hacer crecer a sus hijos en la plenitud de la experiencia cristiana”.
En este ámbito hay que preguntarse igualmente cómo mejorar la
preparación de los jóvenes para el matrimonio para que “descubran la
belleza de esta unión fundada en el amor y la responsabilidad” y cómo
“ayudar a las familias a vivir y apreciar tanto los momentos de alegría
como los de dolor y debilidad”.
Con la perspectiva de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ),
que tendrá lugar en Cracovia en 2016, el Papa piensa en los jóvenes,
“que con las personas mayores son la esperanza de la Iglesia” y a los
que hoy un mundo informático “proporciona nuevas oportunidades para la
comunicación pero al mismo tiempo reduce las relaciones interpersonales
de contacto directo, de intercambio de valores y experiencias
compartidas. Sin embargo, en los corazones de los jóvenes hay una
aspiración a algo más profundo, que valorice en plenitud su personalidad
y hay que salir al encuentro de ese deseo”. Una buena oportunidad, en
ese sentido la ofrece la catequesis a la que participan en Polonia la
mayoría de los alumnos en las escuelas y alcanzan así una buena
comprensión de las verdades de la fe. “La religión cristiana, sin
embargo -ha subrayado Francisco- no es una ciencia abstracta, sino un
conocimiento existencial de Cristo, una relación personal con Dios que
es amor “.
El tercer tema del discurso del Papa fue la vocación al sacerdocio y a
la vida consagrada. Después de constatar que son muchos los sacerdotes
polacos que ejercen su ministerio tanto en las Iglesias locales como en
el extranjero y en las misiones, elogió las universidades y facultades
de Teología de Polonia en las que “los seminaristas consiguen una válida
preparación intelectual y pastoral... que debe ir siempre acompañada de
la formación humana y espiritual”.
Pero, en el sacerdocio, “la luz del testimonio puede ofuscarse o
'esconderse debajo de un almud' si le faltara el espíritu misionero, la
voluntad de 'salir' en una renovada conversión misionera para buscar -
también en las periferias - y acercarse a los que esperan la Buena Nueva
de Cristo. Este estilo apostólico requiere también un espíritu de
pobreza, de abandono, para ser libres en el anuncio y sinceros en el
testimonio de la caridad”, recordó.
Al referirse a las vocaciones a la vida consagrada, especialmente las de
las mujeres, el Papa sostuvo que “preocupa la disminución de la
afiliación a las congregaciones religiosas en Polonia, un fenómeno
complejo cuyas causas son múltiples”. “Espero -apuntó- que los
institutos religiosos femeninos sigan siendo -de forma adecuada a
nuestros tiempos- lugares privilegiados de la afirmación y el
crecimiento humano y espiritual de la mujer. Y las religiosas deben
estar listas para hacer frente a tareas y misiones difíciles y
exigentes, que valoricen sus capacidades intelectuales, afectivas y
espirituales, su talentos y carismas personales”.
Francisco concluyó exhortando a la solicitud por los pobres porque
también en Polonia, a pesar del actual desarrollo económico del país,
“hay tantos necesitados, desempleados, personas sin hogar, enfermos,
abandonados, así como muchas familias - sobre todo numerosas - sin
medios suficientes para vivir y educar a sus hijos. ¡Estén cerca de
ellos! Sé todo lo que en este campo hace la Iglesia en Polonia,
mostrando gran generosidad no sólo en patria, sino también en otros
países de todo el mundo. Les doy las gracias. Continúen alentando a
todos a tener la "creatividad de la caridad " y a practicarla siempre. Y
no se olviden de los que, por diversas razones dejan el país y tratan
de construir una nueva vida en el extranjero. Su creciente número y sus
necesidades quizás requieran más atención por parte de la Conferencia
Episcopal. Acompáñelos con la atención pastoral adecuada para que puedan
mantener la fe y las tradiciones religiosas del pueblo polaco”.+
Publicado por Juan De la Cruz en 21:32 0 comentarios
martes, 28 de enero de 2014
Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. El Papa el lunes en Santa Marta
Artículo tomado de: http://www.news.va/es/news/
2014-01-27 Radio Vaticana
(RV).- (Audio y video) La Iglesia no se puede entender como una simple
organización humana, la diferencia la hace la unción que dona a los
obispos y sacerdotes la fuerza del Espíritu para servir al pueblo de
Dios: lo dijo el Papa Francisco en la Misa presidida esta mañana en la
Casa de Santa Marta. El Pontífice agradeció a tantos sacerdotes santos
que dan la vida en el anonimato de su servicio cotidiano.
Comentando la primera lectura del día, que habla de las tribus de Israel
que ungen a David como su rey, el Papa explicó el significado
espiritual de la unción. “Sin esta unción – afirmó - David habría sido
el jefe” de “una empresa”, de una “sociedad política, que era el Reino
de Israel”, habría sido un simple “organizador político”. En cambio,
“después de la unción, el Espíritu del Señor” desciende sobre David y
permanece con él. Y la Escritura dice: “Así David se iba engrandeciendo
cada vez más, y el Señor, el Dios de los ejércitos, estaba con él”.
“Esta – observó el Santo Padre - es precisamente la diferencia de la
unción”. El ungido es una persona elegida por el Señor. Así ocurre en la
Iglesia con los obispos y los sacerdotes.
“Los obispos no solo son elegidos para llevar adelante a una
organización, que se llama Iglesia particular, son ungidos, tienen la
unción y el Espíritu del Señor está con ellos. Pero todos los obispos,
todos somos pecadores, ¡todos! Pero estamos ungidos. Todos queremos ser
más santos cada día, más fieles a esta unción. Y aquello que
precisamente hace a la Iglesia, aquello que da la unidad a la Iglesia,
es la persona del obispo, en nombre de Jesucristo, porque está ungido,
no porque haya sido elegido por la mayoría. Sino porque está ungido. Una
Iglesia particular tiene su fuerza en esta unción. Y por participación
también los sacerdotes son ungidos”.
La unción – continuó el Papa – acerca a los obispos y a los sacerdotes
al Señor y les da la alegría y la fuerza “para llevar adelante a un
pueblo, para ayudar a un pueblo, para vivir al servicio de un pueblo”.
Dona la alegría de sentirse “elegidos por el Señor, mirados por el
Señor, con aquel amor con el que el Señor nos mira, a todos nosotros”.
Así, “cuando pensemos en los obispos y en los sacerdotes, debemos
pensarlos así: ungidos”:
“De lo contrario no se entiende a la Iglesia, pero no solamente no se
entiende, no se puede explicar cómo la Iglesia vaya adelante solamente
con las fuerzas humanas. Esta diócesis va adelante porque tiene un
pueblo santo, tantas cosas, y también un ungido que la conduce, que la
ayuda a crecer. Esta parroquia va adelante porque tiene tantas
organizaciones, tantas cosas, pero también tiene un sacerdote, un ungido
que la lleva adelante. Y nosotros en la historia conocemos una mínima
parte, pero cuántos obispos santos, cuántos sacerdotes, cuántos
sacerdotes santos que han dejado su vida al servicio de la diócesis, de
la parroquia; cuánta gente ha recibido la fuerza de la fe, la fuerza del
amor, la esperanza de estos párrocos anónimos, que no conocemos. ¡Hay
tantos!”.
Hay tantos – dijo Francisco – “los párrocos del campo o los párrocos de
ciudad, que con su unción han dado fuerza al pueblo, han transmitido la
doctrina, han dado los sacramentos, o sea la santidad”:
“‘¡Pero, padre, he leído en el diario que un obispo ha hecho tal cosa o
que un sacerdote ha hecho tal cosa!’. ‘Si, también yo lo he leído, pero,
dime, ¿en los diarios están las noticias de aquello que hacen tantos
sacerdotes, tantos curas en tantas parroquias de ciudad y del campo, la
tanta caridad que hacen, tanto trabajo que hacen para llevar adelante a
su pueblo?’. ¡Ah, no! Esa no es noticia. Eh, lo de siempre: hace más
ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. Hoy pensando en esta
unción de David, nos hará bien pensar en nuestros obispos y en nuestros
sacerdotes valientes, santos, buenos, fieles y rezar por ellos. ¡Gracias
a ellos nosotros hoy estamos aquí!”. (RC-RV)
Publicado por Juan De la Cruz en 13:09 0 comentarios
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