martes, 16 de octubre de 2007

Mons. Oscar Sarlinga se refirió al trabajo apostólico con la juventud

En su mensaje pascual, el obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga, dijo “estar contento con el trabajo apostólico con la juventud y de la juventud en la diócesis”, y destacó el empeño que impulsó a tantos jóvenes a "comprometerse con la Iglesia y con los hermanos, manifestado esto en la adoración al Santísimo, la formación de nuevos grupos misioneros, la participación más activa y fructuosa en las parroquias”.

Tras comprobar que "se van suscitando nuevas vocaciones sacerdotales”, consideró necesario “buenos pastores para el Pueblo de Dios”, por lo que evaluó como “maravilloso” que en 2007 se promueva el Año de las Vocaciones Sacerdotales.

El prelado propuso en este sentido “más que un lema, una oración, una petición: ‘Señor, danos la bendición tuya de tener pastores según tu Corazón’”, y reiteró el pedido a los sacerdotes a “no tener miedo de invitar a los jóvenes ‘a que no tengan miedo’ al llamado de Cristo, a la vocación amplia a la santidad, y a la vocación específica al sacerdocio y a la vida consagrada”.

“Una ocasión especial para ello -precisó- será la fiesta patronal diocesana de Nuestra Señora de Luján, que celebraremos en la parroquia de la Inmaculada Concepción, de Maquinista Savio, el sábado 5 de mayo, y que será precedida de un encuentro de juventud”.

Monseñor Sarlinga felicitó y alentó a los párrocos y pastores por “la dedicación que entregaron de su tiempo para la gran misión", dispuestos a confesar a los fieles, en especial en los lugares donde se hicieron celebraciones penitenciales comunitarias, con participación de varios sacerdotes "que en esos días estuvieron dispuestos a brindar generosamente el sacramento de la reconciliación”.

“Queridos hermanos y hermanas: todos debemos recibir el anuncio de salvación, que es de esperanza, de libertad, de dignidad, de Amor dado por Jesús al mundo, porque Dios mismo es Amor, cada ser humano se hace sagrado, porque el Señor Jesús, el Resucitado, lo declara Su propio hermano. Y es, por ello, hermano y hermana nuestro. De aquí al programa de hacer carne el lema del Año de la Juventud que iniciamos hoy, que es expresión misma del Evangelio, pues sin amarse los unos a los otros no podría nunca haber paz, ni verdadera justicia. Es el testimonio que Jesús espera marcar a fuego en nuestros corazones en esta Pascua”, concluyó.

FUENTE:AICA

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